La relación entre la dieta cetogénica y sus propiedades tanto preventivas como terapéuticas contra el cáncer, tiene cada vez datos más sólidos que la avalan tanto a nivel experimental como en medicina humana.

Hasta hace relativamente poco tiempo las grasas han estado, poco más que, proscritas dentro de las dietas puesto que se consideraron las causantes de múltiples enfermedades: cardiovasculares, obesidad, diabetes, cáncer y un largo etc. Consecuencia de esto fue la aparición de todos los alimentos light, que en teoría debían ser los que nos ayudarían a mantener la salud pero, la realidad, terca como ella sola, se ha encargado de decirnos que nos hemos equivocado. La dieta, aun hoy prescrita y recomendada, incluyendo la que se da a los pacientes en los hospitales, mantiene el criterio de dar un 55 % de carbohidratos, 35 % de grasas y un 15 % en proteínas. Las calorías totales, unas 2.000 o 2.300 al día. La consecuencia de esta forma de alimentación, basada en el predominio de los carbohidratos, ha sido que la cantidad de personas con sobrepeso, obesas (incluyendo a los niños) diabéticas, hígado graso, hipertensión, diabetes y cáncer, no ha dejado de crecer a lo largo de los últimos 50 años convirtiéndose esto en una auténtica plaga si consideramos que, uno de cada cuatro habitantes de España, tendrá un cáncer, que uno de cada 8 será diabético, que el 80 % de los hombres y el 58 % de las mujeres tienen sobrepeso y que un 30 % de hombres y un 21 % de mujeres son obesos (Datos de la OMS). Las cifras que se prevén para el 2030 son terribles en lo que la obesidad se refiere y al hablar de obesos hablamos de diabetes y si hablamos de diabetes hablamos de cáncer puesto que las relaciones entre ambas patologías ya están perfectamente establecidas, sobre todo desde que la relación directa entre metabolismo del cáncer y azúcar se han conocido mejor.

De los canceres: sarcomas, leucemias, próstata, mama, intestino, pulmón, colon, estómago, esófago, hígado, páncreas, riñón, tiroides, cerebro, ovario, endometrio y cuello uterino disponemos de datos que confirman la relación de los mismos con el sobrepeso, obesidad y/o diabetes. La razón para ello reside en el hecho, que en todas estas patologías se incrementa la estimulación de los receptores de las células IGF-1por parte de la glucosa circulante en sangre, fruto de una ingesta demasiado rica en carbohidratos y demasiado pobre en consumo de energía. Ese aumento de la glucemia en la sangre hace que, con el tiempo, se genere una resistencia a la insulina por parte de las células como consecuencia de la mucha glucosa que hay en sangre durante horas. Este hecho hace que, para que las células –gordas y con demasiada energía –  les cueste de introducir más energía, en forma de glucosa al interior de las mismas (recordemos que niveles altos de azúcar en sangre se comportan de manera tóxica y lesionan sobre todo a los vasos sanguíneos, los riñones, los ojos y los nervios) y por ello produce más y más insulina para quitar el azúcar, toxico a niveles elevados, de la sangre. Pero, niveles altos de insulina a su vez vuelven a estimular a los receptores IGF-1 que favorecen la proliferación celular, las mutaciones y esto dentro de un organismo inflamado, como consecuencia del tejido graso que se hipertrofia. El hombre tiene, en su dotación genética de millones de años pasando hambre, la orden de no perder ni una caloría. La única manera de almacenar la energía es como grasa.

Hoy ya se establecen relaciones entre la grasa visceral, el perímetro abdominal, el Indice de Masa Corporal (IMC), la forma de vida sedentaria y la cantidad de calorías que comemos como predictores del cáncer.

Las dietas cetogénicas, basadas en un 60 -70 % en grasas, cantidades de proteínas de 0.6 gr/kg de peso corporal y carbohidratos con menos de 40 gr /día y una cantidad de calorías de no más de 1.500/día, con condiciones normales de vida, permiten minimizar el riesgo de proliferación descontrolada al tener las células que ver bien en que gastan la energía y siu existe ya un tumor este disminuirá la angiogénesis (formación de vasos por parte del tumor) la cantidad de azúcar que el tumor dispondrá, no se facilitan las mutaciones ni el desarrollo del cáncer.