Reseña histórica: Los hermanos Ferdinand y Walter Huneke (1925) observaron algo esencialmente nuevo; al practicar extracciones dentales, una o varias enfermedades desaparecían en el mismo momento de la extracción. Ya 10 años antes Leriche comentó haber visto desaparecer dolores lejanos después de anestesiar una cicatriz. La procaina, fuera de su empleo como anestésico local, también podía ser usada como remedio curativo.

También observaron que simples inyecciones intramusculares en el deltoides eliminaban, a veces de forma instantánea, dolores de cabeza, mareos, sorderas, insomnios…La rapidez de las reacciones les hicieron pensar en procesos eléctricos que corrían por vías nervioso-vegetativas.

En 1928 publicaron sus experiencias bajo el título “Desconocidas reacciones a distancia de los anestésicos locales”. Un campo interferente nervioso, podía ser la causa desencadenante de una enfermedad aparecida en un sitio lejano del cuerpo.

El sistema nervioso es integrador de los diferentes órganos y tejidos de nuestro cuerpo, es una red de información que llega a todas las células a través de la matriz extracelular o sustancia básica.

Cualquier irritación que altere las propiedades de una parte de este sistema, estará afectando a su totalidad. Las repercusiones se apreciarán donde se halle una predisposición al mal funcionamiento.

La terapia neural busca neutralizar estas irritaciones que, afectando al tono neurovegetativo, favorecen procesos patológicos. Esta neutralización se consigue aplicando un anestésico local (generalmente procaina) en bajas concentraciones en los sitios donde el sistema nervioso vegetativo ha sufrido agresión o lesión. Eliminando estos bloqueos se pretende reactivar los mecanismos de autocuración.

¿Cómo actúa?

Cada célula de nuestro organismo equivale a una pequeñísima batería, con un potencial de 40 a 90 mV. Cada estímulo hace caer su potencial (se despolariza). Normalmente la célula se recupera de inmediato (repolarización). La energía necesaria para ello procede mayoritariamente del metabolismo del oxígeno. Si los estímulos irritantes son muy frecuentes o muy fuertes, la célula pierde la capacidad de respuesta, se encontrará en un estado de despolarización permanente, debilitada y enferma.

La membrana celular altera el funcionamiento ionico del sodio-potasio, esto puede provocar descargas rítmicas, actuando como campos interferentes (terreno tisular) que puede producir una lesión a distancia.

Los anestésicos locales poseen un alto potencial energético, alrededor de 290 mV., y al ser inyectados en microdosis, en las zonas de irritación y despolarizadas, tienen la capacidad de repolarizar y estabilizar el potencial de conducción de las membranas de las células afectadas, permitiéndoles recuperarse y estabilizar el sistema neurovegetativo.

¿Dónde se aplica?

En el mismo lugar o en zonas cercanas dónde se están manifestando los signos y/o síntomas por los que consulta el paciente.

En las zonas llamadas campos interferentes, que se encuentran lejos del lugar dónde se expresan o emergen los signos y/o síntomas.

¿En qué casos está indicada?

Las patologías susceptibles de tratarse con terapia neural serán:

  • Dolores de cabeza
  • Neuralgias faciales y bucales
  • Neuralgia del trigémino
  • Disfunciones, inflamaciones y dolores en el sistema respiratorio, cardíaco, digestivo, en el hígado, páncreas, intestinos, ano, vulva y vagina, próstata.
  • Dolores, inflamaciones o disfunciones (agudas o crónicas) en músculos, tendones y articulaciones.
  • Dolores en columna vertebral
  • Mareos
  • Vértigos
  • Lumbociáticas
  • Infecciones ginecológicas…

Una de las grandes ventajas de este sistema es, la carencia de efectos secundarios y la rapidez de acción.